Empieza el Año Nuevo aceptando las limitaciones: Reconocer los factores en contra (propios y ajenos) no te hace pesimista, sino precavida. Evalúa si aquello que deseas es en verdad factible o si es mejor optar por algo mucho más viable.
- Sé realista: No es lo mismo “querer perder 40 libras” que “desear bajar 8 libras en un mes y medio”. Tienes que ser realista para no llevarte una decepción.
- Ve poco a poco: “Voy a ir al gimnasio dos horas al día todos los días” es un propósito bastante ambicioso si no estás acostumbrada a ejercitarte. Empieza poco a poco para sí obtener y celebrar resultados.
- Sé específica: La vaguedad en los propósitos no ayuda a enfocarse en ellos. En lugar de “desear viajar a Europa”, proponte “viajar a España por una maestría” o “viajar a Piura a visitar a mi familia”.
- Cuéntale a alguien de confianza: Confiarle a alguien tus propósitos y sus avances te ayuda a tener retroalimentación. Mejor aún si esa persona está dispuesta a apoyarte en el proceso.
- Sé disciplinado: Sin constancia no alcanzarás nada. Tienes que esforzarte por eso que deseas, pues es la única forma de obtenerlo. La suerte no juega un papel importante en estos casos.
- Año Nuevo no es único: Si bien es cierto Año Nuevo es común trazarse propósitos, cualquier otro momento también funciona si lo que deseas es cumplir un objetivo a toda costa.