Contundente y expedito, así ha sido el operativo de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE, por su sigla en inglés), para “cazar” con inclementes redadas masivas a inmigrantes y deportarlos a sus países de origen. Los primeros vuelos con cientos de personas han llegado a Centroamérica, incluyendo madres y niños de familias literalmente “quebradas”.
El martes arribó a Guatemala un avión con 131 personas deportadas. Es el primero de seis vuelos que se esperan en los próximos días, señaló a EFE, Fernando Lucero, vocero de la Dirección General de Migraciones.
Entre las personas que fueron arrestadas en los Estados Unidos y enviadas de regreso a los países de los que salieron huyendo, se encuentran siete madres y 13 menores, cuyas familias han quedado destrozadas por la política migratoria. Las afectaciones alcanzan el ámbito psicológico, a decir de especialistas.
“Percibimos que las mujeres y sus hijos vienen en un estado emocional muy delicado, vienen quebradas”, dijo a AP Norma Cruz, activista que se presentó durante la llegada de sus compatriotas en la base de la Fuerza Aérea guatemalteca.
“En el caso de ellas, se ven en un situación de desolación, llegan llorando, es necesario que tengan un mejor lugar de atención y psicólogos para atenderlas en su situación de crisis”, concluyó.
El drama para las madres y sus hijos no termina con la deportación, pues regresan al lugar del que huyeron, atravesando los peores peligros.
“Pasé la guerra de El Salvador, fui rehén de los guerrilleros… Viajé día y noche en el tren con mis hijos a la intemperie“, narró a Univision una madre inmigrante que prefirió guardar el anonimato, por temor a ser una de las miles de personas en la lista negra de “La Migra”.
La crudeza de la realidad de estas familias es agobiante, pues están atrapadas entre la pobreza y la violencia de sus comunidades, y el acoso de una nación que les niega una nueva oportunidad, explicó Antonio Velásquez, defensor de inmigrantes: “son familias pobres que vinieron aquí buscando refugio de sus países se origen, ya que eran azotados por la violencia, por la pobreza”.
Ninguna de estas historias parece hacer mella en las medidas del gobierno de Barack Obama, que incrementó el ritmo de las deportaciones a 14 vuelos por semana, y endureció la estrategia de redadas masivas, cuyos ingredientes principales ahora son la violencia y el engaño.
“Es muy doloroso tener que salir, abandonar a la familia, Dios no quiera que pase”, dijo esperanzado otro miembro de una familia inmigrante, aterrorizado por las redadas.
Fuente: Huffington Post