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Nobel de Química para los ‘padres’ del supermicroscopio que permite ver el interior de una célula

premionobelTras el anuncio del Nobel de Medicina y el de Física, hoy ha sido el turno para la Química. Los estadounidenses Eric Betzig y William E. Moerner, y el alemán de origen rumano Stefan W. Hell han sido premiados por sus trabajos en el desarrollo de un microscopio a escala nanométrica que permite ver el interior de una célula, según ha anunciado la Real Academia de las Ciencias de Suecia con unos minutos de retraso respecto al horario previsto inicialmente.

En concreto, los científicos han sido galardonados “por el desarrollo de la microscopía de fluorescencia de alta resolución”.

Según ha destacado el jurado, los premiados superaron las limitaciones de resolución de los microscopios ópticos tradicionales gracias a la ayuda de las denominadas moléculas fluorescentes, que les permitió trabajar a escala nanométrica. Antes, señala el acta, el límite era la mitad de la longitud de onda de la luz. Con los nanoscopios, como han sido denominados estos instrumentos, los científicos son capaces de observar virus, proteínas y moléculas con un tamaño inferior a 0,0000002 metros.

La célula, al detalle

Gracias a este sistema los científicos son capaces de visualizar moléculas individuales dentro de células. Pueden, por ejemplo, rastrear las proteínas que están involucradas en enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer o Huntington.. En la actualidad la tecnología de los nanoscopios es ampliamente utilizada en laboratorios de todo el mundo.

Eric Betzig (nacido en 1960) es investigador del Instituto Médico Howard Hughes (EEUU); Stefan W. Hell (1962) dirige el Instituto de Química Biofísica del Max Planck (Alemania) mientras que William E. Moerner (1953) es científico de la Universidad de Stanford (EEUU).

Stephan Hell, que se mostró “totalmente sorprendido” por la concesión del premio, explicó en una rueda de prensa telefónica posterior al anuncio que la nanoscopía es muy importante para comprender cómo funcionan las células y entender qué ha fallado cuando una célula se pone enferma”.

Antes de su desarrollo, sólo se podía estudiar una célula desde el exterior, como si alguien tuviera que investigar lo que ocurre en una ciudad y sólo pudiera ver sus edificios, sin posibilidad de observar a sus ciudadanos ni rastrear sus desplazamientos y las actividades que realizan. Superaron esa barrera con la ayuda de las moléculas fluorescentes.

Amador Menéndez Velázquez, investigador del Instituto Tecnológico de Materiales de Asturias (ITMA), considera que «gracias a la microscopía de fluorescencia de alta resolución desarrollada por estos investigadores, hoy podemos seguir la evolución de las sinapsis o redes neuronales, en definitiva, ‘escuchar el diálogo entre neuronas’».

Según explicó a EL MUNDO, «hay otras microscopías de más resolución que nos proporcionan detalles más precisos, pero que a la postre resultan mortales para las células. Observar la ‘vida íntima’ de las neuronas a un nivel de detalle de 70 nanómetros es un logro sin precedentes que nos abre muy esperanzadores horizontes en el campo de la neurología y la biología molecular».

Premio compartido

Los tres premiados se repartirán ocho millones de coronas suecas (unos 880.000 euros), que es la cuantía con la que está dotada cada una de las categorías de los Nobel, los galardones más prestigiosos del mundo.

El año pasado el Nobel de Química fue compartido por el austriaco Martin Karplus, el británico Michael Levitt y el israelí Arieh Warshel por sus trabajos en el campo de las reacciones químicas complejas.

En la presente edición de 2014, el Nobel de Medicina, anunciado el pasado lunes, ha sido para John O’Keefe y el matrimonio compuesto por May-Britt y Edvard Moser por establecer los mecanismos cerebrales que nos permiten orientarse. El galardón de Física ha sido para Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura, los padres de las luces LED.

Fuente: El Mundo

 




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